viernes, 28 de noviembre de 2025

¡No es solo el Polo Norte! Cómo el Cambio Climático está Afectando a Tu Ciudad (y lo que Yo Hago al Respecto)

 

Cómo el Cambio Climático está Afectando a Tu Ciudad

Hace tiempo, cuando escuchaba hablar de cambio climático, mi mente viajaba automáticamente al Ártico, a los glaciares o a islas lejanas. Me parecía un problema épico, sí, pero distante. Pero, ¿sabes qué? Estaba equivocado.

Me di cuenta de que el cambio climático no es un oso polar en apuros; es el aire que respiro, la factura eléctrica que pago y el tráfico que enfrento. El problema está justo aquí, en nuestras calles de asfalto y hormigón. Quiero contarte cómo este fenómeno global se manifiesta en nuestra vida urbana y las pequeñas cosas que he empezado a cambiar.


Tres Formas en que tu Ciudad Siente el Impacto

No importa si vives en la costa, en la montaña o en el centro de una metrópolis; los efectos son tangibles. Estos son los que he notado más cerca de mí:

1. Las Olas de Calor Son Peores: El "Efecto Isla de Calor" 🔥

¿Has sentido que el verano es insoportable y que por la noche el calor no baja? No es tu imaginación. Nuestras ciudades sufren el Efecto Isla de Calor Urbano. El asfalto y los edificios de hormigón absorben la radiación solar durante el día y la irradian por la noche.

Con el cambio climático aumentando las temperaturas globales, este efecto se potencia, creando noches tropicales que nos impiden descansar y elevan peligrosamente los riesgos para la salud, especialmente para personas mayores o niños. He notado cómo los cortes de luz por el uso masivo de aire acondicionado son cada vez más comunes.

2. Las Lluvias son Caóticas: Inundaciones Flash ⛈️

Antes, llovía suavemente durante horas. Ahora, parece que el cielo descarga toda el agua del mes en solo una hora. Nuestras infraestructuras urbanas, diseñadas para patrones de lluvia antiguos, no dan abasto.

Las inundaciones repentinas se han convertido en algo habitual. En mi barrio, las alcantarillas colapsan, las calles se vuelven ríos y el transporte público se paraliza. Es un recordatorio de que la naturaleza, cuando se acelera, expone la fragilidad de nuestro diseño urbano.

3. Los Alimentos y el Agua son más Caros 🍎

Aunque parezca lejano, las sequías o las inundaciones en zonas rurales afectan directamente a la mesa de mi casa. Cuando las cosechas fallan por el clima extremo, el precio de mis verduras sube. Además, si mi región sufre sequía, las restricciones de agua potable se vuelven una preocupación constante, afectando desde el riego de parques hasta el simple acto de lavar mi coche.


¿Qué Hago Yo al Respecto? (Tu Pequeña Contribución)

Me di cuenta de que lamentarse no sirve de nada. Las soluciones grandes vendrán de los gobiernos, sí, pero la resiliencia empieza en casa. Aquí tienes las tres cosas que yo he implementado para mitigar el impacto y adaptarme:

  1. Priorizo el Transporte Sostenible: Dejé de usar el coche para trayectos cortos. El bicicleta 🚲, el transporte público o, simplemente, caminar, no solo reducen mis emisiones, sino que reducen la congestión y el calor generado en las calles. Si todos lo hiciéramos un par de veces a la semana, el impacto sería monumental.

  2. Hago mi Casa más "Verde": He instalado toldos y he puesto plantas y jardineras en mi balcón. Las plantas ayudan a crear microclimas más frescos y la sombra reduce la necesidad de usar tanto aire acondicionado, bajando mi consumo energético (y mi factura).

  3. Consumo de Forma Consciente: Soy mucho más estricto con el desperdicio de comida y de agua. Compro productos locales que requieren menos transporte (menos emisiones) y me aseguro de que no haya fugas de agua en casa. ¡El recurso más caro es el que se pierde!

El cambio climático nos está obligando a rediseñar cómo vivimos en las ciudades. No es una amenaza futura; es un desafío presente. Mi invitación es simple: mira a tu alrededor, identifica los problemas en tu ciudad y empieza hoy mismo con ese pequeño cambio que tienes a tu alcance. ¡Tu acción es importante!

viernes, 21 de noviembre de 2025

¿Son los Acuerdos Internacionales Solo Papel Mojado? Mi Reflexión sobre la Lucha Global Contra el Cambio Climático

 

Lucha Global Contra el Cambio Climático

Cada año, los medios de comunicación se llenan de noticias sobre la COP (Conferencia de las Partes), cumbres climáticas, y promesas de reducción de emisiones. Veo a líderes mundiales enfrascados en negociaciones que duran días, y al final me pregunto: ¿Realmente sirven de algo estos acuerdos internacionales?

Soy honesto: a veces me invade el escepticismo. El Protocolo de Kioto, el Acuerdo de París… tienen nombres grandilocuentes, pero la realidad es que las concentraciones de CO2 en la atmósfera siguen aumentando. Entonces, ¿deberíamos rendirnos o son estas cumbres la única esperanza que tenemos?

Permítanme compartir mi análisis, sopesando las luces y las sombras de estos pactos globales.


La Sombra del Escepticismo: ¿Por qué Dudamos?

Es fácil sentirse frustrado. Aquí están las tres razones principales por las que mucha gente, incluyéndome a veces, duda de su eficacia:

1. Son "Acuerdos de Mínimos"

La naturaleza de la negociación internacional exige que todos los países, desde las grandes potencias hasta las naciones insulares más vulnerables, estén de acuerdo. Esto casi siempre resulta en objetivos muy bajos, que son cómodos para todos, pero insuficientes para el planeta. Para que Estados Unidos, China, India y la Unión Europea firmen, la ambición se diluye.

2. Falta de Obligatoriedad Real

Aquí está el gran escollo, especialmente en el Acuerdo de París: los objetivos de reducción de emisiones (las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional o NDC) son voluntarios. Si un país no cumple, no hay un "policía climático" que pueda multarlo o castigarlo. La presión es principalmente política y social, lo que no siempre es suficiente cuando hay intereses económicos gigantes en juego.

3. La Promesa vs. La Acción

Demasiadas veces vemos el fenómeno de "decir una cosa y hacer otra". Un país promete alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, pero mientras tanto, sigue invirtiendo en combustibles fósiles. La transición energética requiere una inversión tan masiva y un cambio estructural tan profundo que la lentitud en la implementación es exasperante.


La Luz de la Esperanza: ¿Por qué son Esenciales?

A pesar de las fallas, he llegado a la conclusión de que estos acuerdos son, de hecho, vitales. Aunque no son una bala de plata, cumplen funciones irremplazables:

1. Crean un Marco Legal Global

Antes de estos pactos, la acción climática era un esfuerzo individual. El Acuerdo de París (2015) fue un punto de inflexión porque, por primera vez, todos los países del mundo se comprometieron a hacer algo. Esto crea una base legal y moral que permite a la sociedad civil, a las empresas y a los tribunales exigir cuentas a sus gobiernos. Sin ese marco, la lucha sería mucho más caótica.

2. Impulsan la Innovación Tecnológica

Cuando los países firman acuerdos, se generan incentivos económicos. Gobiernos e inversores saben que las energías limpias, los vehículos eléctricos y las tecnologías de captura de carbono serán el futuro. Esto destraba miles de millones en inversión privada, haciendo que la transición, aunque lenta, sea inevitable. La energía solar y eólica son hoy mucho más baratas en gran parte gracias a las metas impuestas por los acuerdos de la última década.

3. La Presión de "Los Pares" y la Transparencia

Cada cumbre climática es un ejercicio de rendición de cuentas. Los países tienen que presentar informes y actualizar sus promesas ante la comunidad internacional. Esto genera una presión social y diplomática que, aunque sutil, empuja a los rezagados. Ningún país quiere ser visto como el "villano climático" en el escenario mundial. Este mecanismo de revisión constante mantiene vivo el tema.


Mi Veredicto: El Lento Avance es Aún Avance

Mi conclusión es que los acuerdos internacionales contra el cambio climático sí sirven, pero no como una solución mágica e inmediata.

Son una herramienta imperfecta, lenta y frustrante, pero necesaria para coordinar a 195 países con intereses opuestos. Son la señal que necesita el mercado, la voz que unifica a los activistas y la base legal para las soluciones del futuro.

Debemos dejar de verlos como la meta y empezar a verlos como el motor. Nuestro trabajo como ciudadanos no es solo quejarnos de su lentitud, sino empujar a nuestros líderes y empresas a ser más ambiciosos de lo que el papel les exige.

¿Tú qué piensas? ¿Crees que hay una forma más efectiva de obligar a los países a actuar? ¡Me encantaría leer tu opinión en los comentarios!

viernes, 14 de noviembre de 2025

¡No te dejes engañar! Los Mitos y Verdades sobre el Cambio Climático que Debemos Conocer

 

 Mitos y Verdades sobre el Cambio Climático

Si eres como yo, probablemente te has sentido abrumado, confundido y, a veces, hasta escéptico ante tanta información contradictoria sobre el cambio climático. Un día leemos que la Tierra se está calentando sin remedio; al otro, que es solo un ciclo natural. ¡Ya es hora de poner los puntos sobre las íes!

He pasado tiempo investigando y contrastando fuentes fiables, y quiero compartir contigo, de forma clara y sin alarmismos, lo que es ciencia probada y lo que es, francamente, un cuento. Abróchate el cinturón, porque vamos a desmantelar algunos de los mitos más persistentes.


Mitos Frecuentes Desmontados (¡No son verdad!)

Mito 1: "El cambio climático es solo un ciclo natural de la Tierra."

Falso. Es cierto que la Tierra ha pasado por ciclos de calentamiento y enfriamiento a lo largo de su historia. Sin embargo, la velocidad del calentamiento actual es lo que nos preocupa. Los científicos nos dicen que los cambios naturales tardan miles de años. El aumento de temperatura que hemos visto en el último siglo es 10 veces más rápido que el ritmo de recuperación de las épocas glaciales. Este pico acelerado está directamente ligado a las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la actividad humana.

Mito 2: "Los volcanes emiten más CO2 que nosotros."

Falso. Este es uno de los mitos más populares, pero está lejos de la realidad. Las erupciones volcánicas liberan CO2, sí, pero su contribución es insignificante comparada con las actividades humanas. Según el Servicio Geológico de EE. UU. (USGS), las emisiones antropogénicas (causadas por el hombre) son más de 100 veces mayores que las emisiones de todos los volcanes del mundo combinados. ¡El problema somos nosotros y nuestras chimeneas, no los cráteres!

Mito 3: "Un invierno frío demuestra que el calentamiento global no existe."

Falso. Este mito confunde el clima con el tiempo meteorológico. El tiempo es lo que ocurre hoy; el clima es la tendencia a largo plazo. Que experimentemos una ola de frío en enero en tu ciudad no invalida que la temperatura promedio global haya aumentado en las últimas décadas. De hecho, el calentamiento global puede exacerbar los fenómenos extremos, haciendo que las olas de frío sean, paradójicamente, más intensas o erráticas en ciertas regiones.


Verdades Innegables (¡Esto es lo que la ciencia confirma!)

Verdad 1: El CO2 es el principal impulsor.

Cierto. El dióxido de carbono y otros gases como el metano (CH4) actúan como una manta, atrapando el calor en nuestra atmósfera. Desde la Revolución Industrial, la concentración de CO2 ha aumentado a niveles nunca vistos en los últimos 800.000 años. La conexión entre el aumento del CO2 y la subida de la temperatura es un principio fundamental de la física atmosférica.

Verdad 2: El hielo polar se está derritiendo a un ritmo alarmante.

Cierto. Los datos satelitales son claros: tanto las capas de hielo de Groenlandia como la Antártida, y el hielo marino del Ártico, están perdiendo masa a gran velocidad. Esto no solo amenaza a especies como el oso polar, sino que es la principal causa del aumento del nivel del mar, poniendo en peligro a las ciudades costeras de todo el mundo.

Verdad 3: La acidificación de los océanos es una crisis silenciosa.

Cierto. Aproximadamente una cuarta parte del CO2 que emitimos es absorbido por los océanos. Aunque esto ayuda a mitigar el calentamiento atmosférico, tiene un efecto secundario catastrófico: el CO2 reacciona con el agua de mar, volviéndola más ácida. Esto daña los arrecifes de coral y amenaza la vida marina, especialmente a las criaturas con conchas o esqueletos de carbonato de calcio.


¿Y ahora qué hacemos? Mi Conclusión

Reconocer la verdad científica no es caer en el pánico, sino empoderarse para la acción. Yo creo que el primer paso para cualquier cambio es la educación.

Una vez que entendemos que el cambio climático es real, está sucediendo ahora y la causa principal es la humanidad, podemos dejar de debatir sobre la existencia del problema y empezar a debatir las soluciones. Desde las decisiones que tomamos en el supermercado hasta las políticas que exigimos a nuestros gobiernos, cada acción cuenta.

El futuro del planeta no es un problema que yo o tú podamos resolver solos, pero sí es un problema que podemos abordar juntos, armados con la verdad. ¿Cuál de estos mitos te ha sorprendido más? ¡Déjame tu comentario!

jueves, 6 de noviembre de 2025

🌱 Pequeños Gestos, Gran Impacto: Despertando al Héroe Verde que Llevas Dentro 🌍

 ¿Alguna vez has sentido esa punzada de culpa al tirar una botella de plástico o al dejar las luces encendidas? ¡Tranquilo, no eres el único! A veces, la ecología suena a una tarea hercúlea, reservada solo para activistas con barbas largas y sandalias. ¡Pero nada más lejos de la realidad!

Despertando al Héroe Verde que Llevas Dentro

Ser ecológico no es una moda pasajera ni una obligación aburrida. Es, simplemente, ser un poco más consciente de cómo nuestras acciones afectan al planeta que nos da casa (y Wi-Fi). Y la buena noticia es que no necesitas construirte una cabaña en el bosque para empezar. ¡Puedes ser un superhéroe verde desde tu sofá!

La Filosofía del "Menos es Más" (y Más Divertido)

Imagina que tu casa es un pequeño ecosistema. ¿Cómo lo mantendrías feliz? Aquí te dejo algunos trucos de ninja ecológico que te harán sentir mejor y, de paso, le darán un respiro a la Tierra:

  1. Reduce, Reutiliza, Recicla (el famoso 3R): ¿Necesitas otra botella de agua? ¡No! Usa una reutilizable. ¿Ese tarro de mermelada? ¡Perfecto para guardar especias! Y sí, reciclar sigue siendo importantísimo. Aprende qué va en cada contenedor y ¡conviértete en un maestro del cubo de basura selectivo!

  2. Come con Conciencia: No te pido que te hagas vegano de la noche a la mañana (a menos que quieras, ¡olé tú!), pero ¿has probado a reducir el consumo de carne un par de días a la semana? La producción de carne tiene una huella ecológica enorme. Además, ¡descubrirás recetas deliciosas!

  3. Ahorra Energía como un Campeón: Apaga las luces al salir de una habitación (tu madre te lo decía por algo). Desconecta los cargadores cuando no los uses (siguen consumiendo energía). Y, si te sientes aventurero, ¡atrévete a reducir la calefacción o el aire acondicionado un gradito! Tu bolsillo y el planeta te lo agradecerán.

  4. Desplázate Inteligente: ¿Puedes ir andando, en bici o en transporte público? ¡Hazlo! Además de reducir emisiones, es un extra de ejercicio y te ahorras el parking. Si tienes coche, ¿compartirlo de vez en cuando? ¡Puntos extra para ti!

  5. Conviértete en un Comprador Sostenible: Antes de comprar algo, pregúntate: ¿Realmente lo necesito? ¿Dónde se fabricó? ¿Es de una empresa que se preocupa por el medio ambiente? Opta por productos duraderos, de segunda mano o de proximidad. ¡Menos consumismo, más felicidad!

No Hay Gestos Pequeños

A veces pensamos que un solo gesto no hace la diferencia. Pero ¿qué pasa si millones de personas hacen ese "pequeño gesto"? ¡Ahí es donde el impacto se vuelve GIGANTE!

No se trata de ser perfecto, sino de ser mejor que ayer. Cada vez que eliges un producto sin plástico, cada vez que reciclas, cada vez que apagas una luz, estás votando por un futuro más verde.

Así que, la próxima vez que te sientas abrumado por las noticias ambientales, recuerda: tú tienes el poder de cambiar las cosas, un pequeño gesto a la vez.

¡Despierta al héroe verde que llevas dentro!

viernes, 31 de octubre de 2025

La espiritualidad de la ecología: conectar con la Tierra

La espiritualidad de la ecología: conectar con la Tierra

Desde que tengo uso de razón, siempre he sentido una conexión ineludible y profundamente conmovedora con la naturaleza. Para mí, no se trata solo de un pasatiempo o un escenario bonito; es el lugar donde mi alma se calma, donde mi mente encuentra claridad y donde mi espíritu se siente verdaderamente en casa. Con el paso de los años, he comprendido que esta intensa afinidad tiene un nombre y una profundidad: la espiritualidad de la ecología.

No estoy hablando de una doctrina religiosa en particular, sino de un profundo reconocimiento de la sacralidad inherente a la vida misma. Es la revelación de que somos parte de una vasta y compleja red de vida, no sus dueños o sus meros observadores. Es entender que el musgo que crece en la roca, el viento que susurra a través de los pinos y el incesante fluir del río son manifestaciones de una energía vital que nos incluye. Cuando me siento en silencio bajo la copa de un árbol centenario, percibo una paz que trasciende el ruido de la vida moderna. Es como si la Tierra misma me ofreciera un anclaje, recordándome mi lugar humilde y vital en el gran tapiz de la existencia.

Esta conexión no es solo contemplativa; es transformadora. Me ha enseñado que el acto de cuidar la Tierra no es una obligación pesada, sino una forma de honrar y amar a mi propia fuente de vida. La ecología, vista a través de una lente espiritual, nos invita a pasar de una mentalidad de explotación a una de reverencia. Nos obliga a cuestionar la cultura del "usar y tirar" y a reconocer que cada recurso —sea agua, madera o energía— tiene un valor intrínseco que va más allá de su precio de mercado.

He descubierto que la verdadera práctica ecológica comienza en mi interior. Se manifiesta en la atención plena que le doy a mis desechos, en la forma en que elijo mis alimentos o en cómo decido moverme por el mundo. Es un compromiso constante para reducir mi huella, un esfuerzo que se siente más como una ofrenda que como un sacrificio. Cuando reciclo o planto un árbol, no siento que estoy haciendo un "deber"; siento que estoy participando en una danza cósmica de dar y recibir, contribuyendo a la salud del organismo del que formo parte.

La Tierra es nuestra primera y más grande maestra. Nos enseña sobre la resiliencia a través de las estaciones, sobre la interdependencia a través de los ecosistemas y sobre la belleza de la imperfección a través de sus paisajes indómitos. Conectar con la Tierra de esta manera es el camino hacia una vida más plena y con mayor propósito. Es la llave para desbloquear una fuente de sabiduría ancestral que yace silenciada por el bullicio de nuestra civilización. Si logramos cultivar esta espiritualidad ecológica, podremos sanar la fractura entre la humanidad y el mundo natural, encontrando nuestro verdadero hogar y un sentido duradero de bienestar. Es hora de escuchar a la Madre Tierra, sentir su pulso y, finalmente, responder a su llamado con respeto y amor.

miércoles, 22 de octubre de 2025

El Clima en Mi Ventana: Cuando el Futuro se Vuelve Presente

 


Recuerdo esa sensación de ingenuidad. El cambio climático era un oso polar a la deriva en un documental lejano, una cifra abstracta en un gráfico científico. Era el problema de mis nietos, no el mío. ¡Qué equivocado estaba! Ahora, abro la ventana cada mañana y el futuro no solo ha llegado, sino que se ha instalado en mi sala de estar.

La Naturaleza Perdió el Reloj ⏰

Si me preguntaran cuál es la señal más inquietante, diría que es la pérdida de la memoria estacional. Mis abuelos podían predecir la cosecha con solo mirar las nubes de marzo. Yo ya no puedo.

Donde antes había una transición suave, ahora solo hay saltos bruscos. Las lluvias de primavera llegan como un diluvio bíblico que desborda ríos y borra caminos, solo para desaparecer y dejar paso a una sequía canicular que agrieta la tierra como una piel vieja. Es un juego de extremos: pasamos de la sed a la inundación en cuestión de semanas. Las plantas, las aves migratorias, todo está confuso. ¡El ciclo de la vida, ese reloj perfecto, está funcionando mal!

El Fuego en el Horizonte 🔥

Pero lo que realmente me ha sacudido es el calor. No el calor agradable del verano, sino una fiebre ambiental que se pega a la piel. Las olas de calor ya no son eventos aislados; son el nuevo verano. Se extienden, duran más, y por la noche, el asfalto sigue radiando ese calor insoportable que no permite conciliar el sueño.

Y con el calor llega el monstruo: los incendios forestales. Ya no son pequeños fuegos; son infiernos descontrolados, alimentados por la vegetación seca y vientos feroces. He visto el cielo teñido de naranja por el humo a kilómetros de distancia. Es una visión apocalíptica que nos grita una verdad incómoda: la Tierra está enferma, y nosotros estamos sintiendo sus síntomas.

Una Alerta Personal

Esto no es un debate político ni una teoría conspirativa. Es mi realidad. Es el aumento en mi factura del aire acondicionado, el estrés de los agricultores locales, la ansiedad al ver el pronóstico del tiempo. El cambio climático dejó de ser una amenaza para convertirse en una consecuencia palpable.

Es un despertador estridente. Si ya lo estoy sintiendo en mi rutina, ¿qué nos espera si no actuamos ahora? No podemos seguir mirando hacia otro lado. El futuro es hoy, y nos está pidiendo a gritos que lo salvemos.

sábado, 18 de octubre de 2025

El calor que nos está cambiando la vida

 


Si te digo "cambio climático", es probable que pienses en gráficas aburridas, políticos discutiendo o, peor aún, en algo tan lejano que no te afecta. Yo mismo solía verlo así. Hasta que empecé a notar la diferencia en mis propios huesos.

No hablo de que el verano pasado fuera caluroso. Hablo de una sensación extraña: el calor ya no es una invitación a la piscina; es una amenaza que asfixia. Un día, una tormenta que te obliga a parar el coche. Al siguiente, meses de sequía que agrietan la tierra hasta en el jardín de mi vecina.

¿Te has preguntado por qué está pasando esto?


Mi Casa, Mi Techo de Cristal

La Tierra es mi casa, tu casa, nuestro único hogar. Y como toda casa, tiene un techo: la atmósfera. Este techo es especial, es un "techo de cristal" que hace un trabajo perfecto: deja pasar la energía del sol para calentarnos (el famoso efecto invernadero natural) y retiene solo la justa para que no nos congelemos por la noche. Es un sistema de climatización natural, ajustado a la perfección.

Pero, ¿qué hemos estado haciendo desde hace un siglo?

Hemos estado espesando ese cristal. Cada vez que encendemos una fábrica con combustibles fósiles, cada vez que cogemos el coche sin pensarlo, cada vez que talamos un bosque que respira por nosotros, estamos añadiendo una capa extra de mugre y gases (como el CO2) a ese techo.

Resultado: el calor entra, pero cada vez le cuesta más salir. Estamos atrapando la energía. El planeta no se está calentando solo un poco, ¡está desarrollando fiebre!


Los Datos que Quitan el Sueño (y por Qué Deberían Preocuparte)

Quizás pienses: “¿Y qué? Unos grados más y ya está.”

Error.

Aquí vienen los datos crudos, despojados de tecnicismos:

  • 1.1 Grados Centígrados: Esta es la cantidad de calentamiento que ya hemos provocado desde la era industrial. Un solo grado extra de "fiebre planetaria" dispara huracanes más feroces, olas de calor letales y sequías interminables.

  • El Gran Deshielo: Los polos y los glaciares son nuestros grandes refrigeradores. Se están derritiendo a un ritmo récord, y esa agua extra no solo sube el nivel del mar, amenazando ciudades costeras, sino que también desestabiliza las corrientes oceánicas, que son las que distribuyen el calor y el clima por todo el mundo.

  • La Injusticia Climática: ¿Sabes quién sufre más? Los países y las comunidades que menos contribuyeron al problema. Es una cruel ironía que nos obliga a actuar por simple ética.


El Giro de Guion: Somos los Protagonistas

Lo sé, la información puede ser un mazazo. Pero aquí está mi promesa y mi esperanza: el destino no está escrito.

El cambio climático no es solo un problema; es el mayor motor de innovación de nuestra era. Es la llamada a reimaginar cómo nos movemos, qué comemos y cómo generamos energía.

Cuando eliges la bici, cuando reduces tu consumo de carne, cuando exiges a tu gobierno o a tu empresa que sea verde, no estás haciendo un gesto simbólico. Estás tirando de una palanca gigante. Estás apostando por energías limpias, por ciudades más humanas y por un futuro donde la supervivencia no sea una preocupación diaria.

Yo ya he decidido en qué equipo jugar. ¿Y tú? Aún estamos a tiempo de bajarle la fiebre a nuestra casa. Es hora de dejar de ser espectadores y empezar a ser los héroes de nuestra propia historia.

¡No es solo el Polo Norte! Cómo el Cambio Climático está Afectando a Tu Ciudad (y lo que Yo Hago al Respecto)

  Hace tiempo, cuando escuchaba hablar de cambio climático , mi mente viajaba automáticamente al Ártico, a los glaciares o a islas lejanas. ...